International Criminal Court (ICC). El concurso por pre-selección para la Corte Criminal Internacional (ICC) implicaba un programa complejo en áreas, en circulaciones y en medidas de seguridad que garantizaran un óptimo funcionamiento del edificio sin riesgos o amenazas a la vida tanto de los trabajadores como de los jueces y de los enjuiciados. El sitio del proyecto se ubica al borde de la ciudad y colindante a una zona de dunas tras las cuáles se encuentra el mar; se requería además consideración especial con respecto a los fuertes vientos y cambios en el clima que son comunes en la ciudad. Simbolizando la justicia, el edificio tiene una forma circular: al no contar con bordes ni esquinas, no presenta jerarquías; es democrático al ser igual en todas sus facetas; es uniforme, equilibrado y constante en todos sus aspectos; no está compuesto por diferentes elementos sino que mantiene una integridad; y, aunque es
expuesto y abierto en su periferia,brinda protección y cobijo a quienes se alojan en su interior. El edificio principal, tanto hacia el interior como hacia el exterior, está conformado por una doble piel: una de vidrio duo-vent que aísla térmicamente el edificio, y otra de una especie de panel de abeja de aluminio que rompe los vientos y protege de la incidencia solar directa a la fachada de vidrio, y permite que la vista desde el interior hacia el contexto sea libre al mismo tiempo que bloquea las vistas desde el exterior hacia las oficinas, dándoles privacidad. En el techo del edificio hay una terraza ajardinada que sirve como zona de convivencia a los trabajadores del edificio y que emplea el concepto de biomasa de los jardines para conservar la energía interior. Una torre anexa sirve como torre insignia del complejo y contiene en su interior 3 turbinas eólicas que producen la mayor parte de la energía eléctrica del edificio.